El Peje ha marcado la agenda. Su estrategia de comunicación le ha funcionado. Todo gira alrededor de sus acciones, sus declaraciones, su postura frente a las elecciones. Hasta el presidente de la República ha caído en el juego. “Se dejó engañar por la compra del voto”, se quejó, el martes, Peña Nieto.
Los líderes de los partidos, los consejeros del IFE, los magistrados del TEPJF, los medios, el propio candidato ganador lo han colocado en el centro de la polémica.
Los noticieros abren con él o con reacciones a su postura. La tele, la radio, los periódicos, los portales, las redes sociales lo observan con lupa. Repercuten todo lo que dice.
Es el dueño del escenario.
No hace falta que el tabasqueño convoque a los medios para fijar su postura sobre frente a las elecciones del primero de julio. La conferencia de hoy en la tarde es pura formalidad. El país entero sabe que no reconoce el triunfo del priísta Enrique Peña. Tampoco el trabajo realizado por el IFE.
Ya abandonó la demanda de “nulidad”. No hay manera de que se aplique ninguna de las tres causales que contempla la ley. Ricardo Monreal, coordinador de su campaña, dio color sobre la estrategia que van a seguir. Ahora habla de “invalidez” del proceso.
Se va al tribunal. Cinco son los “agravios” que argumentan: Las encuestas como método de propaganda, la parcialidad del IFE, la compra del voto, los topes de campaña rebasados, la intervención del “cártel de los gobernadores”.
Monreal quiere que se “excusen” los magistrados del TEPJF Alejandro Luna Ramos y María del Carmen Alanís. Ambos ya fueron descalificados. El primero por abrir la boca cuando debió quedarse callado. La segunda por ser la “cabildera por excelencia del PRI en el tribunal”, según Monreal.
Poco le faltó para pedir que en su lugar entren Martí Batres y Dolores Padierna.
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Un diputado federal del PRI nos contó ayer que cuando le reprochó a Alfonso Navarrete Prida no haberle informado que iba al equipo de transición de Peña Nieto, éste le respondió: “A mi no me han dicho nada…” Y no es que el ex procurador mexiquense esté descartado para el gabinete. Lo que pasa es que el candidato presidencial del PRI ha sido muy cuidadoso con las formas.
Ayer dio a conocer un primer equipo de colaboradores. No lo llamó equipo de transición. Le ganó la prudencia. “Lo hará hasta que el tribunal electoral lo declare presidente electo”, nos dijo Miguel Osorio Chong.
En ese primer equipo aparecen solo tres colaboradores cercanísimos del mexiquense. Luis Videgaray, coordinador de políticas públicas; Jesús Murillo Karam, de Asuntos Jurídicos, y el propio Osorio Chong, de Diálogo y Acuerdo Político.
Lo reducido de los nombramientos fue interpretado negativamente por priístas que no tienen cercanía con Peña. “Se mantiene el ostión”, se quejó un legislador de ese partido, quien pidió no ser citado. El hombre justificó su solicitud de anonimato con un apellido: Videgaray. “Ese hombre está cabrón”, nos dijo.
El citado legislador charlaba con un compañero de bancada de los nombramientos del candidato ganador. Ambos coincidieron que se necesita una señal “más incluyente”. Consideran que el margen de ventaja que obtuvo sobre López Obrador obliga al mexiquense a cerrar filas hacia adentro. “El escenario es complicado”, subrayan.
Le preguntamos a Osorio sobre la queja de sus correligionarios. “Pues que te digo. Es poco a poco”, reviró lacónico.
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La queja contra Rafael Giménez la escuchamos en boca de un destacado miembro del equipo de Josefina Vázquez Mota. “Se está curando en salud”, aseguró la fuente. Y es que el famoso encuestador, quien trabajó para la candidata del PAN, le dijo a EL Universal que las divisiones y conflictos en el azul y su desgaste en el ejercicio de gobierno complicaron el crecimiento de la abanderada de Acción Nacional.
La fuente nos dijo que Giménez equivocó su estrategia. “Fue él quien sugirió irse contra Peña. Llamarlo mentiroso e incumplido. Alegaba que hablar de las ventajas de Josefina no alcanzaba par emparejar al candidato del PRI. Lo que no calculó es que al bajar a Peña, subía a López Obrador”, dijo.
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Algunos ansiosos ya ponen a Ernesto Cordero como coordinador de la bancada del PAN en el Senado en la próxima legislatura. El respaldo que le dio Roberto Gil alimentó esa ansiedad. En los pasillos del Senado se comentaba ayer que el calderonismo está a la baja en Acción Nacional y que Gil, finalmente, es un perdedor.
La designación de los coordinadores parlamentarios es facultad del jefe nacional. Al interior del partido nos aseguran que Gustavo Madero no se va del cargo, sin antes nombrar a los jefes de bancada azules. Su carta, estiman, es Héctor Larios. Pero don Gustavo es también es un jefe nacional débil. Tendrá que negociar con corderistas y Yunques. Nada para nadie, todavía.
Publicado el Jueves 12 de Julio de 2012
Francisco Garfias.
EL ARSENAL
